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Del amor por la medicina al corazón de África: la inspiradora historia de Susana Villegas Sánchez

Fotografía: Laura Guerrero Coronado

Redacción Laura Guerrero Coronado

Susana Villegas Sánchez tiene 23 años y está enamorada de la medicina. Ya está en el décimo semestre de la carrera en la Universidad CES y ha participado en diversos proyectos que buscan mejorar el acceso a la educación de las personas más vulnerables alrededor del mundo.

Desde su primer voluntariado en África en 2018, Villegas encontró su propósito ayudando a las personas. Estuvo en Tanzania apoyando a pequeñas escuelas y conociendo la cultura Masái y, en Kenia, fue voluntaria en un hogar de niños discapacitados. Quedó marcada por su experiencia en Ongata Rongai, Kenia, donde cuidan a niños discapacitados abandonados por sus familias puesto que son considerados una “maldición”, según las tradiciones ancestrales.

Es así como en el 2019-1 empezó a cursar su carrera en la Universidad CES luego de visitar África y con el deseo de regresar para aportar más. En 2022 y dentro de una brigada de salud en el Chocó Susana conoció la que hasta el momento ha sido la paciente más impactante de su carrera.

Ana Rubilda Hachito Amagara es parte de la comunidad Embera El Yucal. Para llegar a El Yucal se debe hacer un recorrido cuatro horas selva adentro desde Nuquí y el único acceso es por el río Pangui. Ana llegó a la brigada por un sangrado vaginal que llevaba seis meses, pidió que la revisara una mujer y Villegas detectó una masa gigante en el cuello del útero. De inmediato se encendieron las alarmas y Ana viajó a Medellín.

Como lo relata Susana Villegas, ahí empezó la travesía. Las autorizaciones de la EPS, poder agendarle citas, revisiones con especialistas, biopsias y demás se convirtieron en un reto diario. Cuando por fin consiguieron un diagnóstico no fue nada alentador: cáncer de cuello uterino en estadio IIIB. En pocas palabras, es un cáncer que se diseminó a otros órganos cercanos y es posible que causara problemas en el riñón.

Luego de este diagnóstico, Susana se convirtió en la acompañante de Ana quien no tenía familia en Medellín. “Después del ir y venir con la EPS logramos que Ana pudiera tener su tratamiento. Tuvo 28 sesiones de radioterapia, 6 de quimioterapia y 4 de braquiterapia. Lo difícil era que tenía que ser todos los días seguidos durante 28 días a la misma hora. Ana vivía en Prado Centro en una fundación que la acogió y el tratamiento era en Envigado”, relató Susana.

Entonces, es así como, y durante seis meses, Villegas gestionó el transporte y tratamiento de Ana. Les preguntaba a sus profesores, buscaba ayuda en los hospitales en los que hacía rotación y la acompañaba: se convirtió en parte de su vida. Finalmente, Ana pudo recuperarse y aunque meses después descubrieron que tenía una inflamación en los ganglios linfáticos, todo salió bien.

Esta experiencia reafirmó en Villegas el objetivo de ayudar a cuántas personas sea posible y ahora sueña con ser parte de Médicos Sin Fronteras. El año pasado estuvo de nuevo en África, pero esta vez como estudiante de Medicina pudo aplicar sus conocimientos en un hospital en Gambia.

Actualmente, está constituyendo la Fundación Acacias de Vida junto Santiago Ramírez y Pedro Miguel Hernández, estudiantes de Medicina de la UPB y Mauricio Hernández, doctor de la Universidad Militar y profesor de medicina de la UdeA. Este proyecto surge después de hacer brigadas en El Yucal, la comunidad de Ana Rubilda, en donde no tenían un lugar fijo de atención. “Todo empezó con el sueño de construir una casita para hacer brigadas de salud”, recuerda Villegas.

La Fundación adoptó el modelo VIDAS: vocación de servicio, integridad, dignidad, atención diferencial y salud. Este busca impactar en cuatro áreas: infraestructura, educación, investigación y atención primaria. Actualmente están registrados en la Cámara de Comercio y solo están a la espera de la aprobación de la Gobernación. Buscan la articulación de diferentes áreas del conocimiento y han recibido asesoría de expertos como la Dra. Stella Navarro Estrada, magíster en Bioética y docente de la Universidad CES.

Definitivamente Susana es un ejemplo de pasión y perseverancia y, como estudiante del CES, demuestra su entrega y compromiso con cada uno de sus pacientes y proyectos. Planea seguir viajando, conociendo más culturas y ayudando a quien lo necesite.

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