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Yesica Urrego Pérez, una estudiante de enfermería con grandes desafíos

Fotografía: Laura Guerrero Coronado

Redacción Laura Guerrero Coronado

Yesica Urrego Pérez tiene 33 años y es auxiliar de enfermería desde hace 12 años. Inició su carrera buscando mejores oportunidades. Al principio la enfermería era un trabajo y luego se convirtió en un propósito de vida.

Ha trabajado en la Clínica Vida en Quibdó, Chocó; la Clínica León XIII en Medellín y en la Clínica del Norte en Bello. La mayor parte de su experiencia ha sido con pacientes delicados en la UCI, en la unidad renal, y en aislamiento por COVID-19.

Actualmente está en séptimo semestre de Enfermería en la Universidad CES y está convencida de que esta profesión le da la oportunidad de dar lo mejor de sí misma.

Inició en el semestre 2020-2 y su carrera ha estado marcada por grandes desafíos: en su primer semestre aún trabajaba en la Clínica León XIII y atendía pacientes diagnosticados con COVID-19. De esta época recuerda a Don Jaime, un paciente que le cambió la vida.

Don Jaime entró a la clínica el 31 de diciembre de 2020 contagiado en una fiesta familiar, “fue un proceso muy difícil, fue totalmente consciente, orientado, le hablaba mucho y contribuía a que la comunicación se efectuara con su familia. Yo le hacía la videollamada a la esposa, a los hijos y siempre que estaba de turno me decía ‘me dejas un minuto’ a la 1 de la mañana, a las dos de la mañana”, relató Urrego.

Don Jaime luego padeció de un tromboembolismo. Después de esto empeoró cada vez más y le encargó a Urrego su testamento. Por una bacteria que contrajo lo cambiaron de piso y allí falleció. Fue entonces como la estudiante CES tuvo en su poder el testamento durante mucho tiempo.

Luego del fallecimiento de Don Jaime, su esposa contactó a Yesica para agradecerle todo lo que hizo la familia y fue allí donde le entregó toda la información. “Eso ya va para tres años y ella todavía me escribe y me dice que yo me merezco cosas muy buenas que porque lo que hice con ella, no lo va a olvidar”, concluyó.

Con este paciente, y con mucho otros, Yesica aprendió la importancia de la empatía y que “un apretón de manos” puede dejar una huella positiva en la enfermedad.

Luego de este episodio, continuó su proceso en la Universidad y desafortunadamente su mamá murió en el segundo semestre. Ella seguía trabajando en los hospitales y en uno de los capítulos más duros de su vida quedó embarazada de Dulce María que, como afirma Urrego, “era la locura y la felicidad que yo necesitaba”. Dulce nació en el quinto semestre y llegó para acompañar a su hermana Maria José, de 7 años.

Ahora Dulce tiene 18 meses y hace parte de una familia que la ama profundamente. Para Yesica, sus dos hijas son su motor y la principal razón por la que buscó iniciar su carrera profesional en la Universidad CES.

Admira la institución desde que trabajaba en los hospitales y veía la excelencia de los profesionales CES. En estos momentos le apasionan los cuidados paliativos, la oncología y la investigación desde la Enfermería. Admite que es una carrera exigente pero que los laboratorios y los parciales contribuyen a crear profesionales dedicados y muy talentosos.

Su meta principal es poder hacer las prácticas en el exterior y ser una excelente enfermera para darle mejor calidad de vida a sus pacientes y, sobre todo, a sus hijas.

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