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¡Hola, soy frailejón! la especie carismática de los páramos

Fotografía: Cortesía Vanessa Correa

Por: Daniela R. Gómez Isaza

¿Plantas carismáticas?, en la naturaleza existen especies de fauna y flora consideradas ‘bandera o sombrilla’ las cuales por su carisma y singulares características son utilizadas estratégicamente para realizar acciones de conservación que, indirectamente ayudarán a proteger a todo un ecosistema. Este es el caso de los frailejones, con el que según egresadas CES, se protegen las demás especies de los ecosistemas paramunos.

Para Vanessa Correa Agudelo, bióloga egresada de la Universidad CES y coordinadora de la Escuela de Ecología Urbana del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el frailejón es la especie carismática con la que se protegen especies que habitan los ecosistemas paramunos.

Los frailejones se distinguen por su porte y abundancia. Hasta el momento, se conocen ocho géneros de frailejones, siendo el más representativo y diverso Espeletia, del que se conocen aproximadamente 72 especies. Los otros géneros son Carramboa, Coespeletia, Ruilopezia, Espeletiopsis, Libanothamnus, Paramiflos y Tamania.

Con estas plantas, que las personas encuentran atractivas y agradables, los biólogos se apoyan para captar la atención de la sociedad y concientizar sobre la importancia de los ecosistemas en las que se encuentran y de esta forma proteger todo el ambiente. Por ejemplo, con el apoyo del frailejón se protegen especies como los pastizales, chusques, arbustos, entre otros que se encuentran en estos ecosistemas.

“Los frailejones son conocidos por la simpatía que generan con las personas. Nosotros decimos que cuentan con el ‘efecto peluche’, un término no científico pero que resume el carisma que logran transmitir. En la biología de la conservación se aprovecha al frailejón para cuidar otras especies como los pastizales que son menos atractivos, pero igual de importantes”, comentó la egresada.

Los frailejones, de tronco grueso, con hojas cóncavas dispuestas en forma de roseta y con vellosidades, ofrecen servicios ecosistémicos como la captación de agua del ambiente, protección del suelo, control de la erosión, regulación hídrica y la provisión de compuestos medicinales y usos culturales. Del agua de los páramos se abastece a las comunidades aledañas.

En Antioquia encontramos en la cordillera occidental el Complejo Frontino-Tatamá (distribuido entre Antioquia, Chocó y Risaralda) y Paramillo. Enla Cordillera Central se encuentra el Páramo de Las Baldías, el Páramo de Sonsón y el Páramo Belmira-Santa Inés, ubicado en el noroccidente medio de la región. Este último cuenta con aproximadamente 34.368 hectáreas, de las que nace parte del agua que tomamos en el Valle de Aburrá.

Los frailejones pueden ser aprovechados para usos medicinales como la caléndula, en infusiones y jarabes para aliviar la tos, enfermedades pulmonares, combatir el asma, entre otros. La resina se utiliza para encuadernar y también en construcciones.

Cuidemos a los frailejones con alternativas sustentables

En Colombia aproximadamente 76.000 personas viven en estos ecosistemas, muchos de ellos desplazados por la violencia. El Complejo de Páramo Altiplano Cundiboyacense es uno de los más poblados. En estas tierras se desarrollan actividades como la ganadería y el cultivo de papa que pueden afectar a los frailejones y a los páramos en general, además están en constante riesgo de explotación por actividades mineras.

Para la egresada CES Mariana Giraldo Aristizábal, que actualmente coordina la Mesa Interinstitucional de Carbono en Ecosistemas de Alta Montaña en la Dirección de Cambio Climático y Gestión del Riesgo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, las actividades como la ganadería y la agricultura deben encontrar unas maneras más sustentables para su desarrollo.

Según la especialista, en el país son 55 especies de frailejones que se encuentran en al menos una categoría de amenaza, 5 especies casi amenazadas y 22 en preocupación menor.

“Debemos cuidar los frailejones, pero estas actividades no podemos acabarlas. Se deben encontrar nuevas formas de ejecución. Por ejemplo, con el cultivo de papa en los páramos se vende este producto en todo el país y la gente que vive allá necesita de un sustento, entonces vende leche, mantequilla, yogures, entre otros productos”, comentó Giraldo Aristizábal.

Actualmente se desarrollan medios más sustentables para que los habitantes de los páramos puedan ejecutar sus actividades agropecuarias. Se promueve una agricultura regenerativa y orgánica en vez de los agroquímicos que le hacen daño a los frailejones y demás especies.

Otra de las causas que amenazan a los páramos es el turismo irresponsable por la poca información con la que cuentan los turistas, quienes no saben las acciones que pueden dañar estos ecosistemas esenciales en el mundo.

“No seamos invasivos cuando visitemos los páramos. Por ejemplo, las semillas de los frailejones caen por gravedad por lo que las plántulas crecen alrededor de los parentales. Hay que tener cuidado para no dañarlos, pues como es bien conocido, los frailejones se toman su tiempo para crecer. Lo principal es que nos informemos acerca de estos ecosistemas para así entender el valor que tienen en la naturaleza”, comentó Vanessa Correa Agudelo.

Se recomienda visitar los páramos con un guía local, caminar por espacios delimitados, recoger basuras, no tirar residuos orgánicos que pueden demorar años en descomponerse, no extraer recursos naturales, y si van a acampar, se debe hacer en sitios autorizados, enterrar las deposiciones y evitar fogatas.

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