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Redacción Salomé Conde Cárdenas

Al respirar las partículas tóxicas presentes en el aire, estas pueden ingresar a la circulación sanguínea y afectar la parte interna del ojo, como a su vez generar inflamaciones y reacciones alérgicas en las zonas externas al recibir las partículas directamente.

Según Martín Giraldo Mendivelso, coordinador académico del pregrado de Optometría, adscrito a la Facultad de Medicina, de la Universidad CES, la mala calidad del aire está afectando en este sentido tanto la salud ocular como la visión misma.

“La problemática está afectando tanto la salud ocular como la salud visual, debido a que los contaminantes son muy irritantes y muchas veces el sistema lagrimal de nuestros ojos no es lo suficiente fuerte para protegerlos. La lagrima hace parte de la defensa ocular y el material particulado de la contaminación altera su estructura y por tanto genera ojos rojos, ardor, molestias y fluctuaciones de la visión”, indicó el coordinador académico.

La exposición prolongada al material particulado puede desencadenar enfermedades oculares como la conjuntivitis alérgica, caracterizada por picor y enrojecimiento ocular y el síndrome del ojo seco, una condición en la que la superficie ocular se ve afectada por la exposición constante a la contaminación ambiental alterando la cantidad y calidad de las lágrimas, lo que provoca irritación e inflamación en la córnea que puede terminar afectando la visión.

Las personas más susceptibles a la contaminación y a presentar mayores síntomas son aquellas con cuadros alérgicos previos, adultos mayores y personas con enfermedades oculares preexistentes como ojo seco y conjuntivitis, en las que al paciente se le puede aumentar los síntomas de picazón, ardor y enrojecimiento ocular. En el caso de pterigión o pingüécula, pueden inflamarse con mayor facilidad los tejidos oculares generando mayores molestias en los pacientes.

Recomendaciones para cuidar la salud ocular

Para reducir el impacto de la contaminación en la salud ocular, expertos de la Universidad CES recomiendan extremar las medidas de protección con el uso de gafas de sol con amplia cobertura y filtros UV certificados, ya que actúan como barrera contra el material particulado. También sugieren usar lubricante ocular, parpadear de forma regular especialmente durante tareas que requieran concentración y evitar ambientes contaminados con humo de tabaco u otros agentes nocivos.

Según María del Pilar Oviedo Cáceres coordinadora del pregrado de Optometría de la Universidad CES, es crucial que las personas que ya padecen enfermedades se sometan a controles oftalmológicos y optométricos regulares y tomen precauciones adicionales durante períodos de alta contaminación atmosférica, además de consumir responsablemente los medicamentos de su tratamiento específico. 

“El llamado a las personas que tienen ya enfermedades oculares crónicas es a tener unos mayores cuidados de sus propias condiciones, puesto que en estos momentos de contingencia ambiental por la calidad del aire, son una población expuesta a que sus enfermedades pueden potencializarse”, precisó la docente.